viernes, 19 de julio de 2013

(2) El milagro de los "tuneleros"



 El chico que se ve en la estatua superior y en la fotografía inferior se llama Conrad Schuman y tenía en ese momento 19 años.
Era el 15 de agosto de 1961 y fue el primer soldado de la República Democrática en fugarse en Berlín. La división de la ciudad se había llevado a cabo solo dos días antes con rollos de alambre de espino y el muro empezaría a construise de inmediato.
Cuentan que un periodista que estaba en el lado Oeste notó su nerviosismo y lo enfocó, con tanta suerte que pudo inmortalizar el momento de su fuga. Ocurrió en la Bernauer Strasse, una calle en la que hemos estado y visto el lugar.




 En realidad lo que hicimos el otro día fue un tour guiado en el que explican lo que supuso el muro en la ciudad y relatan la historia de los túneles que hicieron aquellos arriesgados que querían escapar al lado occidental casi siempre con sus familias ya que los que las dejaban sabían que iban a pagar las consecuencias.
 
Te explican los túneles y otras formas de fuga. Fueron casi tres horas de interesante conferencia en el subsuelo. En las imágenes  que no pudimos hacer directamente, se ven algunos de los que tienen certificados, unos 60, no muchos en casi 30 años y en una urbe dividida de varios millones de habitantes. Los comunistas fueron eficaces y si bien no sellaron la ciudad, limitaron al máximo las deserciones, eso sí, utilizando métodos brutales.


 La clave de la división fue la certeza de que Alemania Occidental estaba ganando la partida y que la gente más cualificada se estaba yendo de la Alemania Democrática. La decisión, salomónica, fue el muro. Sin previo aviso en una noche de sábado miles de soldados cercaron la zona occidental, instalaron controles y prohibieron entrar y salir.

 Las consecuencias son imaginables: familias divididas, fábricas, como Siemens, que se quedó de golpe sin 4.500 trabajadores y la división de una ciudad. Todo ello espoleó la imaginación y las ansias de fuga, que se concretaron por vías de lo más curioso: por las alcantarillas, utilizando pasaportes de otras personas y por los túneles. Pasados un par de años se autorizaron las visitas, pero siempre eran los del Oeste los que podían ir al lado comunista, nunca al contrario por motivos obvios. Y la red de metro funcionó de la siguiente forma: las tres líneas que estaban completas del lado comunista, en esa parte, pero las del Oeste (con forma de cruasán) para ir de un lado a otro forzosamente atravesaban el Berlín Este. En esas estaciones no podían parar y a cambio del servicio pagaban por el mantenimiento de la red en esas zonas de "estaciones fantasma". Las terminales estaban vacías y en la reunificación se comprobó que estaban degradadas tras 30 años de abandono. Y aún así, vigiladas por el ejército, parejas de soldados que no eran nunca de Berlín, que no se conocían entre ellos y con infiltrados de la stassi. Para evitar riesgos.

En el tour se visita el lugar donde finalizó uno de los túneles y se muestran esquema de los más famosos. El guía también relata las dificultades de estas operaciones en el que la policía del país no se andaba con chiquitas y disparaba o lanzaba granadas a su interior cuando sabía que estaban allí. De hecho, hubo muertos en el intento y los capturados a la cárcel. En muchos casos los involucrados en la construcción de los túneles fueron estudiantes de ingeniería que sin duda aprovecharon para hacer prácticas y, sobre todo, ayudar a muchos de sus compañeros y también novias y familias que quedaron súbitamente atrapados en el este.
Además de la variada casuística, lo más relevante es que en el tour te sumergen en lo que podía ser la vida cotidiana en esta situación, y como cuando alguna fuga tenía éxito el gobierno comunista rápidamente tomaba nota y ese sistema quedaba bloqueado. Pese al terror hubo arriesgados que lo consiguieron, incluido un grupo de jubilados que engañaron a la policía política, la stassi, y se fugaron en grupo.También contaron el caso de 15000 matrimonios que se calcula que quedaron separados porque por causa de la crisis muchas parejas se dividían para dormir en casa de sus madres.
 

 Acabado el tour y después de tres días por el lado Este decidimos explorar la parte occidental. Elegimos la zona más comercial, el Kurfursterdam, con bulevares y tiendas de marca, incluso vimos, y Juanma utilizó, un urinario callejero de lo más simple, aunque a diferencia de los de Amsterdam, resguardado de mirones.

 El oso, el emblema de la ciudad, sin madroño, claro, está por todos los lados, incluso en plan cuádriga.

 Y también esta impresionante tienda de Apple, enorme y con mesas donde puedes probar el Iphon5 o cualquier otros producto de la famosa marca. Todos conectados y listos sobre las mesas y cerca de 40 empleados a tu disposición para darte explicaciones.

 No menos impresionante desde el punto de vista tecnológico la habilidad de este mimo para levitar. 
 
Te imaginas como lo consigue, pero mérito tiene un rato. Finalmente, rematamos en los grandes almacenes KaDeWe, toda una institución en Berlin, sobre todo por toda una planta dedicada a todo tipo de delicatessen que te hacían salivar nada más entrar. Un lujo para cierto sentidos y muy popular, a precios no tan disparatados como en Harrods, por ejemplo.







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