jueves, 18 de julio de 2013

(1) Primeras impresiones de una ciudad atormentada

 Después de cuatro años de interregno hemos vuelto al sistema de intercambio de viviendas. Estábamos un poco oxidados tras este descanso y nos ha costado ponernos al día, pero aquí estamos. Muchas veces habíamos intentado intercambiar con Alemania y al final lo conseguimos casi de rebote. Fue la única oferta de este país y la aceptamos. Ahora mismo están en nuestra casa Tanja y Ahmet, con sus dos hijos, Yunus y Selma. Y nosotros en su vivienda, cuya fachada tenéis delante.

Estamos en un barrio conocido, Kreuzberg, de fama bohemia y multicultural a tope con una gran población turca. Nos sorprendió el vehículo que utilizan los carteros, una especie de bici-moto, y que no se quejen los de España: suben las cartas a los domicilios ya que cada uno tiene el buzón en su puerta. Sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que muchas casas, como la nuestra, no cuentan con ascensor.


Nuestros anfitriones nos han dejado un vetusto vehículo, un Saab de 23 años, automático y descapotable, al que aún no le hemos metido el diente ya que para moverse por la ciudad no tiene sentido. Pero como también contamos con un bungalow en las afueras, junto a un lago, la semana que viene lo intentaremos. Igualmente nos han dejado unas bicis estupendas que sí pueden ser una buena alternativa de transporte ya que por algo es masivamente utilizada por los berlineses. Pero de momento, estamos adaptándonos al funcionamiento del metro y del bus y día de éstos las sacaremos de paseo.


La presencia de turcos es palpable en toda la ciudad (unos 500.000 de un total de 3,5 millones) y ya el primer día vimos a estas cuatros señoras charlando en el parque junto a casa, en la Oranienplatz. Y hacía calor, ya que rondamos los 30 grados desde que llegamos pero no es agobiante pues la humedad es muy baja.





Paseando por una ciudad tan internacional topamos frente a un edificio los bustos de estos jerarcas (Bush, Khol y Gorbachov) y también un edificio del periódico francés, muy curioso.

Ansiosos por sumergirnos en una urbe que estuvo dividida en dos durante casi 30 años, separada por un muro y dos regímenes antagónicos, el primer paseo nos llevó al "chekpoint Charlie", el punto "fronterizo" más importante de los siete que había en la ciudad cuando en realidad eran dos, el Berlin Oeste, de la República Federal Alemana y el Berlín Este, comunista, capital de la República Democrática Alemana. Hay varios museos explicando la historia del muro y lo que significó y entramos en uno de ellos.




En la imagen inferior puede verse como era en realidad el trazado del muro en Berlín, en realidad dos muros, uno en cada lado, todos del lado comunista, y en medio barreras de todo tipo, obstáculos antitanque, torretas, etcétera. Y por supuesto guardías que disparaban al que intentara huir. Y no era una amenaza: unos 255 fallecieron al intentarlo.



Aunque tuvo 165 kilómetros de longitud para rodear completamente Berlín Oeste ya prácticamente no queda nada: se han mantenido algunos tramos pequeños y también algunas piezas sueltas, como estas junto al checkpoint Charlie decoradas por grafiteros.


La siguiente, recoge una imagen histórica de la gente ocupando el muro en los días de su caída, hace solo menos de un cuarto de siglo.

En estos primeros días también hemos recalado en la puerta de Brandeburgo, en su día límite de la ciudad y hoy centro neurálgico. Quedó del lado comunista pero el muro discurría a unos pocos metros.



Construida a finales del siglo XVIII, unos pocos años después Napoleón se llevó la estatua a París. La excursión duró poco pues en 1814, tras su derrota, fue devuelta a su emplazamiento, pero con algunos cambios.



Lo que al principio era la diosa Irene, la de la paz, se convirtió al regreso en la diosa Victoria. Y no solo eso, la plaza a la que mira se bautizó como de París y la nueva diosa Victoria, mira directamente al emplazamiento de la embajada francesa. ¿Queda claro el mensaje?


A unos cientos de metros se encuentra el Parlamento, el antiguo Reichstag, incendiado en 1933 presumiblemente por los nazis y que sirvió de excusa a Hitler para asumir poder dictatoriales. Fue reconstruido y cuenta con una cúpula de cristal que es visitable, pero con unas colas de espanto. Decidimos reservar la visita por internet y nos toca el 27 de julio. Ese día ampliaremos datos.


Y un detalle curioso: el muro ha desaparecido casi en su totalidad, pero para que no se olvide la historia, se mantiene esa doble fila de adoquines como recuerdo en su emplazamiento.



Otra imagen del Reichstag.



En este primer acercamiento a la ciudad también hemos recalado en la Alexanderplatz, que era el eje de la ciudad comunista. Allí existe esta curiosa fuente, denominada de la amistad de los pueblos.

Y este reloj del horario mundial. Ambos producto de la reforma de la plaza en la etapa comunista ya que se convirtió en el centro del nuevo Berlin




Y como curiosidad, este sorprendente bar ambulante, claro está, de salchichas (currywurst), en el que el pobre camarero lleva a cuestas todo el negocio.



Y lo más famoso de la Alexarderplatz, la torre de televisión, de 365 metros de altura, obra de "ingeniería socialista" y desde la que se divisa un horizonte de 40 km. de radio.

 El régimen la construyó en su calculada competencia con el otro lado y para que fuera la mayor de la ciudad.




Y no nos olvidamos del memorial de los judios contruidos por el arquitecto Peter Eisenman, un total de 2.711 cubos de hormigón, todos con la misma base pero distinta altura y ubicados en una parcela de 19.000 metros cuadrados junto a la puerta de Brandenburgo.

Su genésis fue muy polémica y el arquitecto estuvo a punto de dejarlo. Motivo: un periódico suizo informó que la empresa fabricante de la sustancia antigrafiti que recubre los cubos, Degussa, tenía una filial que en la segunda guerra mundial elaboró el zyklon B, el gas de la cámaras de exterminio nazis.


Esto provocó un gran revuelo político y social, y encendidos debates incluso en el parlamento.


Finalmente todo siguió adelante, pero sin el consenso deseable en este tipo de proyectos.
Lo cierto es que, polémica aparte, el conjunto es cuando menos sorprendente y un punto sobrecogedor. El caso es que otros grupos también masacrados por el nazismo, como los gitanos, homosexuales..etc han querido también tener su memorial, lo que ha hecho que en Berlín haya nada menos que 121 que recuerdan a aquellas víctimas.

Y para cerrar el capítulo, una imagen de un tramo de muro.


Y la catedral de la ciudad, en medio de la cual aparece la torre de la televisión. 
Se aprecia que el reflejo del templo forma una cruz sobre la bola de la torre, lo que se consideró una "venganza" sobre una obra clave del régimen prosoviético. El reflejo del sol forma la cruz en cualquier circunstancia. El chascarrillo nos lo contó nuestro guía del freetour, que aparece en la primera foto del memorial de los judíos. Este sistema de tour, en español, permite una visita guiada y al final le pagas lo que te parezca al guía, aunque sugieren 10 euros per cápita. Tiene un gran éxito, lo hay en varios idiomas y el día que fuimos para el de español éramos unas 140 personas, que nos dividimos en cuatro grupos. El chico es un madrileño que está haciendo el doctorado de Derecho aquí y lleva tres años con este sistema de ganarse la vida. Le queda poco pues cuando se la aprueben la tesis dará clases en la universidad.

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